viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº2769
Critica Sur » Sociedad » 27 jun 2019

Seguridad vial

Cómo conducir con nieve o hielo de forma segura

Conducir con hielo es una situación de alto riesgo. A continuación te damos consejos prácticos para que lo hagas con más seguridad.


Cada invierno pasa lo mismo: un día viene el mal tiempo y nos agarra desprevenidos. Los consejos que se dan una y otra vez no siempre se recuerdan y a veces ocurren episodios desagradables que ocupan los diarios pero en realidad son perfectamente evitables. Por eso es importante tener en cuenta algunos consejos sobre conducción con nieve, sobre hielo o incluso ambas, que también es muy típico.

Las cosas comienzan a ponerse feas por debajo de 7ºC, cuando los neumáticos convencionales empiezan a perder sus prestaciones por el frío. En la Fórmula 1 la temperatura de la rueda es vital, pero no hace falta estar en competición, ya que en las calles públicas la temperatura de los neumáticos también influye, y mucho, en la seguridad.

Con la calzada fría ya hay que empezar a extremar las precauciones, de hecho, muchos coches avisan al conductor sii la temperatura es inferior a 4ºC. Sí, para eso sirve esa alerta. A 0ºC o menos, si hay mucha humedad o hubo precipitaciones, el riesgo es máximo.

Las autoridades, en previsión de nevadas o heladas, suelen esparcir sal, salmuera o productos equivalentes en la calzada. Es una forma efectiva de limitar la acumulación de nieve y la creación de placas de hielo pero también hace la calzada más resbaladiza. Empezar a conducir como si estuviese diluviando es una buena forma de empezar.

Usemos el neumático que usemos, a medida que baja la temperatura aumenta el riesgo. La meteorología combinada con la sal o la porquería que ya tiene el asfalto y crear un cóctel muy peligroso.

Evaluación, anticipación y prevención contra la nieve y el hielo

Una vez que las cosas empiezan a complicarse, si la calle o ruta empieza a acumular nieve hay que extremar las precauciones. Hay que reducir en la medida de lo posible el uso del cambio de marchas, utilizar marchas largas, y en los modelos automáticos darle al botón "Snow" o "Winter" (si lo tiene), que suaviza los programas. Cuanto más larga sea la marcha, menos fuerza hacen las ruedas y habrá menos riesgo de pérdida de adherencia.

La utilización del pedal de freno debe hacerse como si no tuviésemos ABS instalado, sin pisarlo a fondo y dosificándolo prudentemente, con suavidad y si es posible usando el freno motor en lugar del equipo de frenos convencional. Es importante por tanto maximizar las distancias de seguridad por encima de lo que lo haríamos normalmente, el coche no va a frenar igual, ni con la misma precisión y en caso de pérdida de agarre necesitamos espacio para corregir la situación.

También hay que ser mucho más cuidadosos con el uso del volante, evitando los golpes de dirección y la conducción agresiva. Ni siquiera hace falta una conducción errática para recibir una sobredosis de subviraje sobre asfalto deslizante, por lo que los movimientos deben ser tan sutiles como si en el baúl lleváramos dinamita.

El peor enemigo que tenemos en invierno, por encima de la nieve, es el hielo, que es tan resbaladizo como el aceite y puede significar pérdida de control total, llevemos las ayudas electrónicas que llevemos. Salvo que sea imprescindible (casi nunca), no quitaremos las ayudas electrónicas, tienen su efectividad aunque los neumáticos agarren mucho menos y pueden ser la diferencia entre una situación complicada y otra mucho peor.

Podemos encontrar hielo escondido bajo la nieve o en zonas donde no da el sol en los cortos días de invierno. Si hay agua, menos de 4ºC y sombra, puede haber hielo. Es fácil encontrarlo compactado en la capa inferior de la nieve si no se ha retirado ésta durante un periodo largo de tiempo o si se ha convertido (práctica o totalmente) en hielo a base de pisarla.

Lo mejor que podemos hacer frente al hielo es mantener la calma y no tratar de cambiar la situación con decisiones de último momento. La prevención es la mejor manera de combatir las placas de hielo y, en caso de encontrarnos con una, ya deberíamos haber reducido la velocidad sensiblemente y aumentar la distancia de seguridad para que, si perdemos el control, podamos detener el vehículo en la distancia que sea necesaria.

Cadenas y neumáticos de invierno son los grandes aliados en invierno

En la ruta, el caso de tener una capa de nieve respetable, recibir el aviso de obligación de uso de cadenas por parte de las autoridades o encontrarnos en una situación complicada (además de nieve, hielo o incluso barro si se diera el caso) habrá que usar las famosas cadenas, ruedas con clavos o cualquiera de sus alternativas homologadas.

Además de las cadenas o ruedas con clavos tenemos la opción de utilizar neumáticos de invierno, que son cubiertas diseñadas especialmente para mejorar el agarre y la evacuación de agua (o nieve) además de contar con compuestos que no reducen sus prestaciones con temperaturas próximas o inferiores a 0ºC.

Los neumáticos de invierno, al menos hasta que hay un par de dedos de nieve, se asemejan a conducir con lluvia con neumáticos de verano. La carretera no agarra igual y lo sabemos, y ampliamos las precauciones.

Con neumáticos de invierno cualquier coche mejora sus capacidades de agarre sobre condiciones complicadas. Donde el mismo coche con neumáticos convencionales estaría luchando por encontrar el agarre, los otros logran mantener la compostura y salir airosos.

Además de traccionar mejor a la hora de avanzar, los neumáticos de invierno logran ser mucho más efectivos frenando, manteniendo el coche en el sitio y conservando la estabilidad en las curvas. Ojo, no hacen maravillas. Esto no quiere decir que podamos conducir a lo loco sobre rutas nevadas si llevamos neumáticos específicos, pero sí que ayudan a pasar el mal trago.

Otras de sus ventajas es que no veremos limitada la velocidad a la que podemos circular en condiciones normales (50 km/h con cadenas), no sufren daños por conducir con ellos sobre asfalto seco y tendremos la tranquilidad constante de que estaremos más seguros en caso de una complicación repentina de la meteorología.

Otros consejos para conducir en invierno sobre rutas

Al margen de la opción que utilicemos para las ruedas y de lo bien equipados que vaya nuestro coche, en invierno siempre es recomendable llevar ropa de abrigo en el coche, mantas, algo de comida, agua, batería en el teléfono y cargador.

Las bajas temperaturas también ponen en jaque las baterías, especialmente si tienen ya uso, lo que unido a un exceso de trabajo si al coche le cuesta más arrancar con frío se puede convertir en que una mañana el coche no consiga encenderse.

El estado de los neumáticos también es muy importante. Si la profundidad mínima importa en seco, en invierno lo aconsejable es que el dibujo de los neumáticos tenga al menos 4 mm para poder hacer bien su trabajo, ya sean de invierno o de verano, no importa. Además deberemos comprobar que no tengan un desgaste irregular, lo que denota una mala pisada de las ruedas.

 

 

 

 

 

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