Esta reserva cuenta con muchos puntos para recorrer, como la Bahía Lapataia, donde culminan los casi 3.100 kilómetros de la Ruta 3 o el Canal Beagle por donde anduvieron Fitz Roy y Charles Darwin.

El Parque Nacional Tierra del Fuego tiene un especial atractivo en otoño, cuando sus senderos se tiñen de dorado con hojas de guindos, lengas y ñires, y por las costas marina y lacustres pasea buena parte de los más de 300 mil turistas que lo visitan por año.

En el "Fin del Mundo", la zona habitada más austral del planeta alberga bosques, lagos y una costa marina que mezcla canales con bahías en sus orillas tiene árboles inmensos que parecen mirar el agua cristalina.

De las aguas surgen algas, los cachiyuyos, que pueden medir hasta 40 metros de largo y son comestibles, por lo que algunos hacen buñuelos con ese fruto de mar, donde también abundan profundidades.

Los caminos, como pintados de oro en otoño, serpentean entre el liquen "barbas de viejo" -que mide la pureza ambiental- pinos y piedras que se mezclan como en un parque de Carlos Thays, pero natural.

Fuente: Télam.