domingo 28 de abril de 2024 - Edición Nº2778
Critica Sur » Sociedad » 1 may 2017

"Día del Trabajador": historias y estadísticas de un presente complejo

Un albañil de 60 años que no quiere jubilarse; el primer empleo formal en una fábrica electrónica para un joven de 20 años y una postal sector comercial, contado por una joven de 26 años. Historias que comparten expectativas y sueños, pero también la realidad económica que atraviesa la ciudad.


“No me imagino sin trabajar”. Ramón Rogelio Cruz tiene 60 años y trabaja en la construcción desde los 13. Aprendió el oficio en su Jujuy natal y llegó a Tierra del Fuego hace treinta y nueve años, persiguiendo sueños de progreso. “No vengo de una familia de altos recursos, estábamos obligados a salir a trabajar y no pudimos terminar de estudiar tampoco, porque era el estudio o el trabajo. Y me dediqué a trabajar”, contó a Crítica Sur.

“Para mí fue bueno haber podido salir a la calle a trabajar de chico y conocer cómo se trabaja en la construcción”, dice. Llegó a Río Grande a los 21 años, como muchos, persiguiendo el progreso para su familia. “En esa época acá se ganaba muy bien, no es como ahora que está más complicado con los despidos, la construcción bajó un 70%”.

Durante gran parte de su vida trabajó aun pese a sus dificultades visuales, tenía cataratas, y hace cuatro años estuvo dos años sin poder hacerlo, prácticamente ciego. “El problema lo tuve siempre pero llegó cierto momento que me quedé sin vista, hace dos años me hice operar de los dos ojos, y ahora estoy muy bien gracias a Dios y a la ciencia”. Fueron dos años en los que no pude hacer nada.

“Doy gracias a las personas que me ayudar, que estuvieron conmigo, me llevaban al Hospital o a algún control, nunca me faltó nada en esos dos años que estuve ciego”.

Después de vivir gran parte de su vida en Río Grande eligió radicarse en Tolhuin. Tiene cinco hijos, aunque la mayoría vive en Jujuy, y su esposa falleció hace casi un año.

Tiene 60 años pero sigue trabajando y no se imagina sin hacerlo. “Tengo que empezar los papeles de la jubilación, pero no me imagino sin trabajar”, admite y cuenta que tiene una pensión con la que se pudo mantener los dos años que estuvo sin visión “pero cuando pude volver a trabajar en negro lo hice para solventar lo poco que cobro”.

“El problema es que llegamos a una cierta edad de grandes y nos cuesta dejar de trabajar, porque es hasta un momento de entretenimiento para nosotros y nos mantiene activos, uno se olvida de los problemas de la vida cuando se va a trabajar”, confiesa.

Y cierra: “Trabajar es la vida, y también es importante enseñarle a algunos jóvenes que recién están aprendiendo”.

Según el INDEC, en Tierra del Fuego, el 2016 terminó con una tasa de desocupación de 5,9 por ciento y llegó a 4 mil la cantidad de población económicamente activa que no tiene empleo.

“La primer semana fue la peor de mi vida”. Con 20 años y seis meses de trabajo en una fábrica electrónica, Jorge Puglia es uno de los jóvenes que hoy festeja su primer “Día del Trabajador”. Se trata de su primer empleo formal, luego de completar la secundaria. “La verdad es que quería conseguir trabajo y dejé currículums en todos lados. Como había hecho una pasantía en Philips a través del colegio, un día me encontré con mi tutora y le comenté que buscaba trabajo, así que me alentó a dejar un currículum y me llamaron al mes”, repasa con Crítica Sur.

Es operario desde el 26 de septiembre de 2016. “Trabajar cambió mi forma de manejarme y no tengo que pensar en pedirles plata a mis viejos para lo que necesito, así que para mí fue lograr mi autonomía”, dice. “La primer semana fue la peor de mi vida y me preguntaba ‘Qué hago acá’, porque ya desde el primer día entré a una línea, iba todo rápido y yo no tenía ni idea”, cuenta entre risas. Y recuerda que ese primer día “tuve que parar dos veces la línea y la verdad es que quería renunciar”.

Luego fue rotando por otros sectores y durante esos primeros siete días un mismo pensamiento se repetía: “Esto no es para mí, mejor me dedico a otra cosa”. Sin embargo, “después de la primer semana me acostumbré”.

Jorge admite que, desde que trabaja, está más informado sobre la situación que atraviesa la industria en general. “Se habla mucho adentro de la fábrica y uno se entera por lo que se comenta o por las asambleas y los delegados”, explica. Al menos treces veces al mes, el gremio metalúrgico repasa con los trabajadores de cada firma la realidad del sector. “Nosotros estamos trabajando bien y tenemos producción, pero uno escucha lo que pasa en las otras fábricas y las realidades son distintas”, dice.

Su primer trabajo no es el proyecto de vida que tiene en mente: “Este trabajo me permite pagar mis estudios de Recursos Humanos, y si bien no tengo pensado hacer esto siempre, seguiría ligado a una fábrica pero trabajando de lo que estudio”.

Según datos del INDEC, en el conglomerado Ushuaia- Río Grande la desocupación tuvo la siguiente variación: en el segundo trimestre de 2016 fue del 6,9 por ciento; en el tercer trimestre bajo al 5,6 por ciento y en el último trimestre aumentó y llegó al 5,9 por ciento.

“Sinceramente la situación está difícil”. Alveré Castro tiene 26 años y desde hace cinco trabaja en una distribuidora de Río Grande. Su percepción de la realidad económica, a través del contacto con los clientes de la empresa, es inmediata: “Lo vemos todos los días con los comercios que son clientes”, cuenta.

“La situación está difícil sinceramente en la ciudad, todas las semanas nos enteramos del cierre de muchos kioscos, y a los tres meses vuelven a abrir y así están, en ese ir y venir que tiene que ver con la situación económica en todo el país”, explica.

Y estos vaivenes de la economía, sumado a la incertidumbre generalizada, afecta también las ventas de la distribuidora”, explica.

Sin familia a cargo, para Alveré su trabajo le permite “proyectar a futuro y planificar”, aunque reconoce las dificultades y mantiene cierta precaución con los gastos. “Estamos en un momento en el que hay que pensar bien en qué usar la plata, en comprar lo indispensable”, dice.

La Oficina de Empleo del Municipio de Río Grande atendió, durante enero de 2015, a 496 personas, de las cuales 173 eran nuevas y recién habían llegado a la ciudad; en enero de 2016 recibieron 1.491 personas de las cuales 489 eran recién llegadas; y en enero de 2017 se atendieron 1.628 de las cuales 567 personas eran recién llegas, es decir un 36% de incremento.

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