“Yaganes sin vista al mar, ni tierra, ni nada” es la consigna pintada en el muro que se instaló en Villa Ukika y cuya extensión de más de 70 metros de largo por tres metros de alto, hizo que el mar desapareciera de la vista de esta comunidad, en particular de la abuela Cristina Calderón, tesoro humano vivo y última descendiente de la etnia yagán. A sus 89 años, quienes están junto a ella aprecian su profunda tristeza, permanente en esos ojos que antes se perdían en la orilla del canal Beagle, pero que ahora chocan contra el concreto.

Como si eso no bastara, después de ocho años regresó a Puerto Williams el Buque Escuela Esmeralda, lo que significó un aumento en la presencia de turistas. Pero si uno camina por Villa Ukika, no podrá apreciar la histórica embarcación, tapada casi por completo por el muro.

Este proyecto desarrollado por el Ministerio de Obras Públicas y ejecutado por la empresa Salfa, contiene un muro porque toda iniciativa tendiente a mejoramiento en sectores costeros, debe contar con una contención de estas características, normativa vigente desde el terremoto y tsunami de 2010. Demás está decir que una vez más el centralismo le ganó al sentido común, porque como mencionó el hijo de Cristina Calderón, Daniel Zárraga, “aquí el año 50 o por ahí, hubo un terremoto (se refiere al que afectó a Punta Arenas en 1949), donde no pasó nada, el agua ni se movió; el 60 tampoco, igual que el 2010, ni un movimiento. El único océano que está más cerca es el Atlántico que está lejos, si el Pacífico no entra ni en Punta Arenas”.

Pero todas esas explicaciones no conforman a la comunidad yagán de Villa Ukika ni a la de Puerto Williams, que ayer se movilizó desde muy temprano e impidió que las obras se desarrollaran. El proceso se realizó de manera pacífica, ya que la intención que tienen es que haya un pronunciamiento de parte de las autoridades para poner solución a este tema.

El presidente de la comunidad yagán, David Alday explicó que “paramos los vehículos en esta vía de acceso al lugar de trabajo y pusimos algunos elementos, para llamar la atención. Con esta acción logramos que las obras se suspendieran, llegó Carabineros, conversaron con nosotros, y llegamos a un acuerdo de que no iban a haber trabajos al menos hasta el lunes (mañana), cuando llegue (personal de) Vialidad que se van a reunir con nosotros, que es el siguiente paso”.

El dirigente indicó además que tras esta reunión con Vialidad, en Villa Ukika, “el martes creo que llega el nuevo gobernador (Juan José Arcos) y ahí queremos hacer algo masivo, porque la gente de la comuna de Puerto Williams también se ha unido a este tema, están apoyando porque entendieron que se pasaron a llevar nuestros derechos como pueblos originarios”.

Alday lamentó sí que la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, Conadi, “no se ha hecho presente para nada y se supone que es el ente de gobierno que trabaja con los pueblos originales; no han dicho ni una palabra respecto de este tema que es grave. Sí hemos tenido apoyo de la comunidad yagán de allá (Punta Arenas) y del pueblo kawésqar”.

Cristina Calderón, al igual que los más de sesenta personas que viven en Villa Ukika, esperan que estas reuniones que se realizarán en la semana tengan resultados favorables, para así, volver a mirar ese mar que es parte de su vida y su cultura. “Se siente mal, defraudada y pasada a llevar, porque antiguamente ella se sentaba a la orilla de la playa, a ver la llegada de los buques de la Armada, y en general cualquier bote o chalupa. Venían vecinos a saludarla, pasaban por acá y ahora cuando ve está el muro, nada que ver. No vamos a bajar los brazos, porque no puede ser, si nos pasaron a llevar, que nos miren como lo último y tanto que hablan de nosotros, que somos tan pocos y podríamos estar bien”, concluyó Daniel Zárraga, reflejando el sentir de Cristina Calderón y de toda la comunidad yagán de Puerto Williams.

(La Prensa Austral)