domingo 23 de junio de 2024 - Edición Nº2834
Critica Sur » Sociedad » 28 ago 2016

Ushuaia tiene más del doble de barrios que la ciudad de Buenos Aires

Tiene 83 barrios oficiales y 27 asentamientos informales que serán regularizados en los próximos meses, según anunció el gobierno. Capital Federal tiene 48 barrios.


Por:
Gabriel Ramonet (Telam)

Aunque el concepto de barrio posee distintos significados -según la disciplina que lo aborde- desde el punto de vista administrativo y según información oficial, la ciudad de Buenos Aires tiene actualmente 48 barrios formales, menos de la mitad que la cifra popularizada desde el siglo pasado.

En cambio, también según el mismo criterio, la llamada “Ciudad del Fin del Mundo” está dividida en 83 barrios oficiales y 27 asentamientos informales que serán regularizados en los próximos meses, según anunciaron recientemente las actuales autoridades locales.

La paradoja urbana también se describe por las diferencias de tamaño y de población de cada distrito: mientras Buenos Aires alberga a unas 3 millones de personas, en Ushuaia habitan unas 75 mil, 40 veces menos.

Por su parte, la superficie de Capital Federal es de 203 kilómetros cuadrados, y la de la capital fueguina es de 23, casi 10 veces menos, en tanto que la densidad poblacional porteña es de 14.778 personas por kilómetro cuadrado, y la ushuaiense es de 3.260, 4,5 veces inferior.

¿Por qué una ciudad de los confines del mundo puede desarrollar semejante diversificación territorial y cómo influye ello en las relaciones sociales, en la organización institucional y en las políticas de Estado?, consultó Télam.

El antropólogo Ernesto Piana, ex investigador principal del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) dependiente del Conicet, explicó que los barrios de Ushuaia son producto de “los pulsos de crecimiento de la propia ciudad a lo largo de los años”.

“Cada vez que el Estado planificó una urbanización y extendió servicios, los fue nombrando por su lugar de ubicación o por el tipo de construcción. Los barrios fueron topónimos, referencias geográficas o históricas más que asentamientos urbanos. También influyó la necesidad de los gobiernos de designar estos espacios para diferenciarlos de otros, construidos por gestiones anteriores”, afirmó Piana en dialogo con esta agencia.

Para el ex intendente de la ciudad, Federico Sciurano, que ejerció el cargo durante ocho años, Ushuaia tiene por característica, desde hace décadas, una serie de divisiones territoriales vinculadas con el desarrollo social del lugar.

Según Piana, además, el concepto de barrio es distinto en una ciudad “solidificada socialmente”, como Buenos Aires, donde los barrios “toman identidades que después pueden ir cambiando con el tiempo, pero existen”, mientras que en Ushuaia “las construcciones demuestran una forma diferente de ocupar el espacio, con distintos niveles económicos y hasta con modos disímiles en su relación con el ambiente, sin una homogeneidad de comportamiento”.

“Los fueguinos en general, tenemos un comportamiento de vida muy urbano. La mayoría provenimos de ciudades de más de 500 mil habitantes. Y en los barrios se nota. Muchos no conocen a sus vecinos. Así como pasa en las grandes capitales, el “hiperurbano” es muy individualista y no tiene tendencia a la agrupación”, aseveró el antropólogo.

La secretaria de Derechos Humanos del municipio, Alejandra Portatadino, dijo a Télam que la proliferación de barrios en la zona alta de Ushuaia llevó a las autoridades a considerarlos por su ubicación en las diferentes cuencas, más que por su denominación.

¿Pero es mejor o peor gobernar una ciudad con una cantidad tan alta de barrios, en función de su superficie y cantidad de habitantes?

“La ordenanza que fija los requisitos para la formación de un barrio no es muy exigente respecto de la superficie y la cantidad de habitantes, y eso llevó a su proliferación”, consideró Sciurano.

Según Sciurano, la diversidad barrial “no es un problema en sí mismo”.

“Mientras el Estado realice una planificación ordenada de la extensión de los servicios, que la gente tenga una necesidad social de aglutinarse de una manera o de otra, no influye en la organización de la infraestructura. Obliga, eso sí, a tener otros tipos de atención en las áreas sociales y en el desarrollo de políticas culturales y deportivas”, sostuvo Sciurano.

“No me atrevo a ser categórico porque hay muchas posibilidades”, indicó Piana, y advirtió que “agrupar barrios también puede tener consecuencias, porque se lo transformaría en un espacio de poder dominable, y entonces sujeto a competencias políticas. Por otro lado, en Ushuaia hay muchos barrios pero pocos referentes barriales. La movilidad de gente, que llega y se va, también es una de las variables a considerar”, reflexionó el experto.

En tanto, Portatadino coincidió en que el fenómeno “no es ni mejor ni peor. Es lo que surge en esta sociedad y es lo que tenemos. Es una manifestación humana, una forma de relacionarse”.

La secretaria municipal interpretó que, a otra escala, se trata de una manifestación de la argentinidad.

“Entiendo que en Buenos Aires haya un número de barrios formales, pero la realidad es muy diferente. Cualquier asentamiento informal, aún de Capital Federal, funciona dividido en numerosos grupos. Que no se constituyan en otros barrios, como pasa aquí, no quiere decir que no los haya. La división no es solamente típica de los fueguinos”, concluyó la funcionaria.

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