Acuicultura, una propuesta de Nación que no encuentra inversores
La intención del Gobierno Nacional de generar una granja multitrófica acuícola se presentó por segunda vez, primero en Buenos Aires y luego en Tierra del Fuego, tras firmar un acuerdo con el Ejecutivo fueguino. Sin embargo, hasta el momento la iniciativa no despertó interés en el sector privado.
En diciembre de 2016 el Ministerio de Ciencia y el de Agroindustria presentaron la iniciativa interministerial “Innovación Colectiva – Ciencia y Tecnología para vivir mejor” y dieron el puntapié inicial a la convocatoria del sector privado para llevar adelante la construcción de una graja multitrófica integrada a la que dieron el nombre de “Innovación Acuicultura Argentina – INNOVACUA”.
Con el aporte del Tesoro Nacional y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se cubriría hasta el 70 por ciento de los costos, mientras que el resto debía ser solventado por un consorcio asociativo público-privado. La semana pasada el proyecto se volvió a presentar desde Tierra del Fuego, provincia con la que se celebró un convenio para llevar a cabo este proyecto; pero seguiría faltando la parte privada interesada en llevarlo a la práctica.
Los costos de producción de la Argentina son un gran inconveniente para el desarrollo productivo del país. De por sí la inversión en acuicultura nunca ha generado en nuestro país gran interés, mucho menos dentro del sector pesquero que todavía logra abastecerse con recursos naturales. La falta de inversores privados dispuestos a participar con una inversión monetaria del 30% en la construcción de la granja multitrófica, es un claro ejemplo de ello.
Casi con las mismas palabras que se utilizaron en diciembre de 2016, el ministro Lino Barañao se presentó en Tierra del Fuego para dar impulso a la construcción de esta granja acuícola, ahora con la participación del gobierno provincial, con el que se firmó un acuerdo de cooperación.
INNOVACUA está pensado para ser financiado a través del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCYT) del Ministerio de Ciencia (MINCYT), con dinero procedente del Tesoro Nacional y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por más de 134 millones de pesos. El aporte cubrirá hasta el 70 por ciento de los costos, mientras el consorcio asociativo público-privado (CAPP) encargado del proyecto deberá aportar la diferencia para totalizar los 192 millones de pesos que demanda la propuesta.
La inversión cubrirá la implementación de la granja, el hatchery de alevines, como así también las plantas de procesamiento y tratamiento de producto final. A la vez incluirá las actividades de investigación y desarrollo que vaya requiriendo el desarrollo del proyecto, según informaron desde el MINCYT.
Durante la presentación en tierra fueguina, el ministro Barañao señaló que "estamos celebrando un acuerdo entre el Gobierno Nacional y una provincia que es parte de una iniciativa global muy ambiciosa, que pretende no sólo contribuir a la economía del país sino que pretende generar trabajo, un tema que nos preocupa centralmente".
"En los países modernos son las ciencias y las tecnologías las que generan el trabajo de calidad. Por lo tanto, es para destacar el compromiso de la Provincia, que nos ha permitido desde el Ministerio comenzar esta tarea que consideramos será histórica”, señaló.
Este no es el primer intento de desarrollar la acuicultura en Tierra del Fuego; ya se intentó con la trucha arcoíris y con el mejillón azul, de un rendimiento en carne extraordinario –del 42% en carne cocida– pero siempre fracasó. La comercialización fue una de las mayores trabas, sin contar las burocráticas que desalentaron a más de un inversor.
La única inversión real que hubo, se hizo a cambio de permisos de pesca y la llevó a cabo la firma Vieira, que trajo una batea para el cultivo de mejillones igual a la que se usa en Galicia; pero ni siquiera ese proyecto prosperó. Que a partir de la intervención del Ministerio de Ciencia se logre dar impulso a este sector productivo sería toda una novedad.
Fuente: revistapuerto.com.ar