martes 20 de mayo de 2025 - Edición Nº3165
Critica Sur » Sociedad » 3 may 2017

Barrio CAP: malestar y denuncia de vecinos por una alarma que no para de sonar

El Jardín 27 está ubicado en la esquina de Rafaela Ishton y Minkyol, en el barrio CAP. Desde que conectaron la alarma de seguridad, se dispara constantemente. La familia que habita la casa vecina ya realizó una denuncia policial, pero los vecinos piden una solución definitiva.


Este fin de semana, la familia Larrea no pasó un buen feriado por el “Día del Trabajador”. Sucede que la alarma de seguridad del Jardín de Infantes N° 27, ubicado en el barrio CAP de la Margen Sur, sonó durante casi 9 horas ininterrumpidas.

Con una exposición policial de por medio, ahora los vecinos buscan que desde el Ministerio de Educación se resuelva esta situación en forma definitiva.

Desde hace más de un año, cuando instalaron la alarma, la familia que habita la casa vecina realizó reclamos y pedidos, aunque ninguno obtuvo respuestas. Ahora se sumaron vecinos tanto del barrio CAP como del 15 de Octubre, ubicado frente a la institución educativa.

“Desde que pusieron la alarma, algo hicieron mal, porque de otro modo no se puede activar a cada rato. Cada vez que hay un poco de viento, se dispara la alarma. A veces, hace un solo ciclo y se la aguanta, pero cuando empieza una y otra vez, es insoportable”, explicó Romina Larrea, que vive con su esposo en la esquina de Minkyol y calle Sin Nombre, junto al Jardín.

Larrea recordó que “mientras el edificio estaba en construcción no había personal a cargo de la institución, y las llaves del edificio estaban en alguna oficina del área de Infraestructura del Ministerio de Educación, por lo que no había a quien reclamar para que venga a desactivar la alarma”.

“Los fines de semana a veces estaba todo el día sonando. Un sábado o domingo no te atiende nadie en las oficinas de gobierno, y uno acá esperando que baje el viento para que no suene más la alarma”, recordó Ricardo Larrea, de la casa vecina al Jardín.

Cuando el 21 de febrero último, la profesora Claudia Lanaris se hizo cargo como directora del Jardín 27, los vecinos pensaron que los problemas se terminarían, pero no fue así.

“Cuando vi que había alguien a cargo, fui y me acerqué a hablar con la directora. Hacía un tiempo ya que alarma no se activaba de forma continua, salvo una que otra vez. Le dije lo que pasaba a la señora y ella me dijo que ese mismo día iniciaría las gestiones para que vengan a reparar la alarma, pero se ve que todavía no le han respondido la nota que mandó en febrero”, detalló la mujer.

Y explicó que “lo peor fue el martes 22 de marzo. Me acuerdo porque mi esposo terminaba sus vacaciones el 21, y se tenía que levantar a las 4:30 de la mañana. La señora apareció muy ofendida a las 12 de la noche, porque la habían sacado de la cama. Yo estaba como loca. Le dije que desactive la alarma porque mi marido tenía que dormir, y que me deje su número, así yo la llamaba directamente. Me contestó que eso no correspondía, y que no podía dejar desactivada la alarma”.

“Se estaba subiendo a la camioneta para irse pero hice tanto lío que vinieron como tres patrulleros y casi me llevan detenida a mí”, relató la vecina. Y agregó: “Encima, no voy a dar datos, pero a mí uno de los oficiales me dijo que, si a la directora no la van a buscar a la casa, ella no contesta, y que les ha dicho, cuando la llaman de la Comisaría, que no corresponde que la llamen cada vez que se dispara la alarma”.

“¿Cómo puede ser tan irresponsable, con lo que cobra por estar como directora del jardín?” reprochó Larrea, entendiendo que se trata de una actitud “negligente” y una falta absoluta de solidaridad”.

Ayer la familia Larrea realizó una exposición en la Comisaría Cuarta por esta situación. “Estuve durante dos horas, con un zumbido en los oídos después de esto. Y para dormir, igual, me despertaba sobresaltado, pensando que se iba a activar en cualquier momento la alarma”, comentó el vecino.

“Desde el lunes, la alarma del Jardín quedó desactivada, con la custodia de la Policía, pero esto no se soluciona hasta que la arreglen, porque algo está mal ahí. Enfrente de casa también está la Escuela 44, que tiene una alarma y no se activa tanto como esta otra, así que alguien tiene que venir y hacerse cargo de arreglarla, porque si nosotros terminamos con algún problema auditivo a raíz de esto, quién se va a hacer cargo”, reflexionó Ricardo.

La familia afectada convocó a los vecinos para firmar una nota pidiendo que el desperfecto de la alarma se solucione de forma permanente. Las planillas para adherir al pedido están disponibles en el mercadito El Gringo, ubicado en calle El Aviador 212 y en el local Los Castores ubicado en la esquina de El Alambrador y Calle Sin Nombre.

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