historias de vida
El marino que hizo historia en el continente blanco: Alférez de Navío José María Sobral
La Armada Argentina conmemoró este martes un nuevo aniversario de nacimiento y fallecimiento del Alférez de Navío José María Sobral, al tratarse del primer marino argentino que invernó en el continente antártico en el marco de la expedición científica del reconocido sueco Otto Nordenskjöld, entre los años 1901 y 1903.
El joven militar nació en Gualeguaychú (Entre Ríos) el 14 de abril de 1880 y a los 81 años falleció en la misma fecha de su natalicio. José María Sobral ingresó en 1895 a la Escuela Naval Militar y egresó como Guardiamarina en agosto de 1898. El primer hito histórico de su carrera podría decirse que fue formar parte del Viaje de Instrucción inaugural de la fragata ARA “Presidente Sarmiento”, durante los años 1899 y 1900.
A sus 21 años de edad, y recientemente egresado en su carrera militar, este marino argentino emprendió el mayor reto de su carrera profesional al representar a la Armada y al país en la Expedición Antártica Internacional.
La épica que marcó su historia y la del país
La expedición se planeó como un viaje de investigación científica, la cual, además de cumplir con su objetivo, se convirtió en una inesperada aventura que mantuvo a sus integrantes durante dos años en un contexto inhóspito y hostil.
Todo comenzó cuando los Congresos Geográficos Internacionales de Londres y Berlín plantearon la realización de una expedición internacional a la Antártida, un espacio geográfico que aún no había sido estudiado. Argentina se encargó de la instalación de un observatorio magnético y meteorológico en Tierra del Fuego.
Por su parte, el geólogo sueco y experto polar Otto Nordenskjöld comandó la expedición a la Península Antártica; nuestro país, en apoyo, le suministró víveres y provisiones a cambio de admitir que un representante del Gobierno Nacional se sumara al equipo.
Así fue como, el 21 de diciembre de 1901, partió de Buenos Aires la Expedición Antártica Sueca a bordo del ballenero “Antarctic” llevando al joven militar de la Armada Argentina para desempeñar tareas de observador meteorólogo y geodesta, efectuando además estudios de biología y reconocimiento geológico.
En febrero de 1902, Nordenskjöld, Sobral y cuatro compañeros desembarcaron en la Isla Cerro Nevado –en cercanías de la actual base Marambio– donde armaron una casilla de madera prefabricada y permanecieron durante todo el invierno realizando diferentes tareas de investigación científica.
Luego de un invierno de intenso trabajo, los hombres esperaban la llegada del buque «Antarctic» pero la suerte no jugó a su favor y el barco naufragó al ser atrapado por el hielo cuando navegaba en busca de los invernantes a principios de 1903.
Los integrantes de la expedición quedaron divididos en tres grupos sin comunicaciones, con muy escasas herramientas y limitadas provisiones. Luego de un invierno duro, el 8 de noviembre de 1903, la corbeta ARA “Uruguay”, al mando del Teniente de Navío Julián Irízar, rescató al contingente y los llevó de regreso a Buenos Aires.
La expedición científica de Nordenskjöld marcó un antes y un después en la vida del joven Sobral; siendo reconocido por el país al ser el primer argentino e integrante de la Armada que invernó y realizó tareas científicas y de investigación en la Antártida.
Luego, las experiencias vividas orientaron su camino profesional al convertirse en el primer geólogo argentino con título universitario en Suecia en 1913. Vivió en el exterior algunos años y en 1914 regresó al país, donde continuó realizando estudios geológicos y dando conferencias en relación a esa temática.
Sostenimiento de la actividad científica
Desde hace 116 años, nuestro país continúa con presencia ininterrumpida en el continente blanco. Es en este marco que la Armada Argentina brinda apoyo logístico participando de las Campañas Antárticas de Verano, para aprovisionar a las bases permanentes y temporales que el país sostiene en el continente blanco, donde investigadores, científicos y militares hacen ciencia y mantienen la paz.
La Armada Argentina reconoce la labor de las dos grandes figuras que hicieron posible el inicio y el cierre de dicha expedición: el Alférez de Navío José María Sobral como investigador científico; y el Teniente de Navío Julián Irízar, por socorrer y salvaguardar la vida de su compatriota y del resto de la expedición. Acciones heroicas que marcan la historia de la institución.