Desde yoga a crossfit: Cómo elegir una actividad física eficaz y saludable
La actividad física debe ser, ante todo, algo que se pueda disfrutar. Por eso, las alternativas para moverse son cada vez más variadas. Lo importante es empezar, y encontrar una actividad física que vaya con el estilo de vida de cada persona.
Romina Gaona
El año comienza y una de los objetivos que casi todo el mundo se propone es el de empezar una actividad física. Desde el yoga hasta el crossfit, son muchísimas las alternativas para hacer ejercicio.
Los especialistas aseguran que hay que saber elegir: la actividad debe sostenerse en el tiempo, y ser disfrutable para quien la practica.
En los últimos años, una de las actividades que se volvió muy popular es el yoga. La práctica de origen hindú es una de las más antiguas.
María Esther Rago empezó a practicar yoga hace 25 años y da clases desde hace 13. Asegura que cuando empezó a conocer la disciplina no era tan frecuente como hoy, pero la cautivó inmediatamente. Estudió con varios profesores dentro y fuera de Tierra del Fuego. Muchas de sus alumnas, están con ellas desde esa época.
“El yoga es una práctica que se realiza a través de movimientos, con la intención de ayudarte a conocer tu propio cuerpo para después poder conectarte con tu mente y lo que es el espíritu. Eso es hasta aprender a través del cuerpo”, explica María Esther, profesora de yoga en Río Grande.
“Yo tengo alumnos de hace doce años, cuando recién empecé. Tengo el grupo de las señoras de las 3 de la tarde, mis chicas -comenta risueña María Esther- entre ellas está Rosita, que tiene 80 años, hace ya 9 años que está viniendo. Y realmente, son chicas, que vos las ves bien. Rosita, se trepa a los árboles todavía cortando las ramas”.
Más que una moda
Los beneficios de esta actividad, asegura María, no se limitan a lo físico. “En la parte física te aporta todo lo que es elongación, y fortalecimiento del músculo. El uso de la respiración para poder sostener el esfuerzo. Y, sobre todo, te da mucha serenidad. En estos momentos de crisis y aceleramiento, tenés personas que terminan con ACV o paros cardíacos, como consecuencia del estrés, el yoga ayuda a aliviar todos esos sentimientos, porque en esa hora, hora y cuarto que estás practicando, tu cabeza está solamente en tu cuerpo, no pensás, en lo que tenés que hacer, trabajar, cumplir”.
Matías tiene 25 años y es instructor de Yoga. Según cuenta, llegó a practicar por curiosidad. “Nunca me identifiqué con deportes ni con actividades como gimnasio, y en el yoga encontré un lugar cómodo, donde se tonifica por igual cuerpo y mente. Percibí muchos cambios cuando empecé a practicar; me parecía increíble poder trabajar mediante posturas y respiración, fuerza y elongación del cuerpo” comenta.
En Río Grande, ambos aseguran que cada vez son más los que deciden practicar yoga.
María Esther da clases todos los días, en diferentes horarios. En cada clase siempre son más de diez personas. Matías también da clases en varios SUM municipales, de lunes a viernes en diferentes horarios, y en el Instituto Senda.
“Muchos llegan a la practica por alguna dolencia, contracturas o por estrés y se llevan una herramienta integral de cuidado del cuerpo y las emociones. Beneficios como flexibilidad y fortaleza en general, mejora la circulación sanguínea, alivia tensiones musculares, aumenta los niveles de concentración, mejora en muchos casos estados depresivos, de baja autoestima y nos ayuda a lograr estados de paz mental y relajación, o al menos reducir los pensamientos que causan el estrés”, recalca Matías.
María aclara que, si bien es un ejercicio, el yoga requiere paciencia y disciplina. “Si lo que buscan es como un gimnasio, para venir a adelgazar, o solamente porque esté de moda...realmente busquen otra cosa. Porque esto es una disciplina en tu vida. Y además cambiás hábitos, tu estilo de vida cambia”, asegura la profesora.
Otras actividades
Sergio Verón es kinesiólogo y deportólogo. Se dedica exclusivamente a difundir la cultura del ejercicio, no como una carga si no como una actividad que debe ser placentera, sumar física y mentalmente.
Para Verón, lo principal, es estar atento y saber elegir qué tipo de actividad se quiere realizar.
En el extremo opuesto al yoga, pero también muy popular se encuentra el sistema de entrenamiento denominado crossfit.
“El crossfit está sacado de programas de entrenamiento militar. Y tenés que pensar que las personas que hacen entrenamiento militar, tienen entre 18 y 20 años. Con un estado físico óptimo porque se preparan para una guerra, con lo cual las condiciones son óptimas”, aclara.
Según explica, las actividades físicas tienen diferentes intensidades. Entre ellas el yoga, que es de intensidad muy baja, entre 2 o 3. Una clase de aeróbics tiene una intensidad 6 y el crossfit entre 9 y 10: muy intenso. La intensidad de cada actividad está medida esfuerzo que hace el corazón.
“Si vos hacés una actividad que exige un 90 por ciento tu corazón de su capacidad, estás entrando a una zona de riesgo porque al 95 por ciento puede venir un infarto”, dice.
Verón asegura que “no todos estamos preparados para hacer cualquier actividad física”, haciendo hincapié en que “tiene que ver con tu estado de entrenamiento, con tu historial de actividad, y después con tus condiciones y capacidad física”.
“Si una persona de 50 años con sobre peso, y que hace mucho tiempo no hace actividad física elige empezar con crossfit, está haciendo una mala elección. Pero no porque el crossfit sea malo, sino porque no es la actividad para esa persona. Le va a ir mal, lo va a hacer mal y la va a pasar mal. Lo malo muchas veces no es actividad física sino la elección”, recalca el especialista.
En una actividad como el Tai Chi Chuan o el yoga, el esfuerzo del corazón no sobre pasa una intensidad mayor al 70 u 80 por ciento.
“Lo mismo pasa si salís a caminar -explica Verón-. La caminata es una actividad de intensidad moderada, al corazón no lo sometés a un gran esfuerzo, pero puede ser que si no estás entrenado te agites a las 10 cuadras o te agarres calambre en las piernas. En cambio, trotar es una actividad de alta intensidad. Va a haber un momento en que no vas a poder seguir trotando, o porque las piernas no te dan o porque el oxígeno no te da”, afirma.
Cómo empezar
Si uno decidió comenzar una actividad física este año, lo primero es evaluar el estado del cuerpo. Y buscar entre las opciones, alguna actividad que sea acorde a la rutina que normalmente desarrolla cada persona.
“Lo que uno tiene que hacer es empezar. Primero buscar algo que te guste porque es lo que vas a poder sostener a largo plazo. Algo que ya hayas practicado. Por ejemplo, andar en bicicleta, fija o de paseo. Como ya la actividad la conocés y sabés más o menos cual es el tipo de esfuerzo que vas a hacer y te gusta, es una actividad que vas a poder sostener a largo plazo”, recomienda Verón.
Explorar nuevas posibilidades también es un buen camino. “Por ahí te metés en una clase de baile, darte la posibilidad de que seguramente al principio vas a estar descoordinada o no vas a tener movimientos definidos como tienen las personas que están haciendo hace mucho tiempo”, dice.
“Tenés que empezar de a poco, buscar una clase que sea de baile para principiantes. Entonces, de esa manera si vos vas de a poco, vas a aprender, te vas a divertir, lo vas a pasar bien. Si vos vas a una clase de bailarines de nivel avanzado, te vas a encontrar que no vas a coordinar nada. Te vas a cansar demasiado, y va a ser frustrante. Siempre, empezar de a poco”, remarca.
Para los que quieran comenzar a trotar o correr también hay indicaciones: “La forma de empezar es que camines, que trotes un minuto y medio, que camines después tres o cuatro minutos y vuelvas a intentar el trote, por 45 segundos. Eso se llama entrenamiento intercalado. Lo importante es sumar minutos, no importan los kilómetros que hagas, lo importante es que logres de a poco llegar a hacer una actividad durante 30 minutos”, concluyó el deportólogo.