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Critica Sur » Sociedad » 7 may 2019

peligro de extinción

ONU: la humanidad está en riesgo por la pérdida de biodiversidad

Un informe copresidido por la cordobesa Sandra Díaz indica que hay un millón de especies en riesgo de extinción. También advierte que este daño ambiental erosiona la economía y nuestra calidad de vida.


a trama de la vida se está deteriorando a escala global y muy rápido. No sólo es una mala noticia para el resto de la naturaleza, sino también para nosotros”, dice Sandra Díaz, bióloga que copresidió la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes).

Los resultados del Ipbes, iniciativa auspiciada por la ONU, se conocieron ayer y son contundentes. “Nos estamos devorando el planeta”, afirma Díaz, egresada y profesora de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), quien recientemente fue nombrada como miembro de la Royal Society, de Londres.

El informe determinó que alrededor de un millón de especies de animales y de plantas están ahora en peligro de extinción en la próxima década. La abundancia promedio de especies nativas en la mayoría de los hábitats terrestres ha disminuido en al menos un 20 por ciento desde comienzos del siglo 20. Se estima que se perdió casi un tercio de la superficie forestal mundial que tenía el planeta a fines de la era preindustrial.

La polución plástica se ha multiplicado por 10 desde 1980. La presencia de especies invasoras ha aumentado un 70 por ciento desde 1970 en al menos 21 países. “Cada dato por separado no me sorprende, pero lo que me preocupa es que todo converge a un cuadro consistente. Se parece a una lista de todos los síntomas que tiene un paciente que padece una enfermedad terrible”, compara Díaz.

Y agrega: “Todos los aspectos de nuestra vida están en íntima dependencia con el resto de la vida de este planeta. Aunque vivamos en el piso 60 de una gran ciudad, nuestra vida depende de la naturaleza. Desde la comida que ponemos en la mesa hasta nuestra identidad cultural”.

Según el informe, los cinco impulsores más importantes de cambios en la naturaleza en orden de importancia son: cambios en el uso de la tierra y el mar; la explotación directa de organismos; el cambio climático; contaminación, y especies exóticas invasoras.

“Lo que estamos viendo es que el cambio climático impacta cada vez más como impulsor de cambios en la biodiversidad, pero no debemos enfocarnos sólo en limitar el calentamiento global”, asegura la bióloga cordobesa.

Hasta 577 mil millones de dólares en cultivos anuales están en riesgo por la pérdida de insectos y de otros animales polinizadores. Entre 100 y 300 millones de personas tienen mayor riesgo de inundaciones y de huracanes debido a la pérdida de hábitats costeros y protección. Dos mil millones de personas dependen de la leña para cocinar y calefaccionarse, y cuatro mil millones utilizan la medicina natural.

El informe también habla de las inequidades que hay en el planeta entre quienes producen y consumen. Díaz pone como ejemplo a nuestro país. “Argentina recibe todos los costos ambientales y sociales de modelos de producción orientados a abastecer lo más barato posible a los grandes mercados de consumo que no sufren los verdaderos costos de lo que consumen”, dice.

El informe fue elaborado por 145 científicos de 50 países que revisaron 15 mil documentos científicos, gubernamentales e información de pueblos indígenas.

Cómo nos afecta

El Ipbes identificó varios impactos sobre las actividades humanas que tiene la pérdida de la biodiversidad.

Hasta 577 mil millones de dólares en cultivos anuales están en riesgo por la pérdida de insectos y de otros animales polinizadores. Entre 100 y 300 millones de personas tienen mayor riesgo de inundaciones y de huracanes debido a la pérdida de hábitats costeros y protección. Dos mil millones de personas dependen de la leña para cocinar y calefaccionarse, y cuatro mil millones utilizan la medicina natural.

El informe también habla de las inequidades que hay en el planeta entre quienes producen y consumen. Díaz pone como ejemplo a nuestro país. “Argentina recibe todos los costos ambientales y sociales de modelos de producción orientados a abastecer lo más barato posible a los grandes mercados de consumo que no sufren los verdaderos costos de lo que consumen”, dice.

El informe fue elaborado por 145 científicos de 50 países que revisaron 15 mil documentos científicos, gubernamentales e información de pueblos indígenas.

La síntesis del informe, destinada a tomadores de decisiones, fue redactada con el aval de diplomáticos de más de 130 países, Argentina entre ellos.

Díaz agrega que el deterioro de la vida es particularmente acelerado en el sur del planeta y en las zonas tropicales. “El problema más grave que vive América latina es el cambio en el uso de la tierra. Si proyectamos los modelos de consumo y de producción a futuro, se observa una exacerbación de estos impactos”, explica.

Medidas transformativas

El informe sugiere cambios profundos para revertir esta debacle ambiental.

Leonardo Galetto, investigador de Conicet, también participó del Ipbes en el capítulo que evaluó el acuerdo entre países para conservar la biodiversidad, firmado en 2011 en Aichi (Japón).

“El cumplimiento ha sido bastante pobre”, dice el investigador. Y agrega: “Lo más importante es alertar a los que toman decisiones que hace falta un cambio cultural de valores sobre cómo nos relacionamos con la naturaleza. Hay que ser positivos”.

Por ejemplo, menciona la importancia que se le da al PIB como indicador del desarrollo de un país, aunque no tiene en cuenta los aspectos negativos de producir más.

“Necesitamos otra ética ambiental, en la que importen tanto las consecuencias (aumentar la producción agrícola) como que producir implica perder bosques, generar inundaciones y contaminar miles de hectáreas con agroquímicos”, explica.

Otras medidas transformativas que menciona el Ipbes son: enfatizar el principio precautorio cuando no están claras las consecuencias ambientales de algunas actividades humanas; desarrollar más incentivos para premiar la producción sustentable, y eliminar subsidios a los productores y a las empresas que impactan negativamente en el ambiente.

“En un escenario a futuro con los sistemas de producción, consumo y comercio actuales, y con un crecimiento poblacional sostenido, no hay forma de que en 30 años podamos cumplir objetivos globales de protección mínima de la biodiversidad, la calidad de vida para todos y la mitigación del cambio climático”, dice Díaz.

Y explica que no alcanza con crear más áreas protegidas. “Así sólo atacamos los síntomas. Tenemos que ir a la raíz del problema, que tiene que ver con cambios profundos en la forma de gobernar, de manejar la economía, de hacer comercio internacional, de consumir y de gestionar nuestros desechos”, detalla la investigadora cordobesa.

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