Son tantos que hasta aparecen en plena ciudad. Hace pocos días encontramos uno el desagüe de una del Parque Industrial de Río Grande. Hoy sorprendió a los vecinos de Ushuaia, que circulaban por la calle Perito Moreno a la altura de la planta de la empresa Renacer.

Un ejemplar de castor se desplazaba tranquilamente por la calle, y hasta llevó a un Policía a interrumpir el tránsito por unos minutos.

El hecho de encontrar uno de estos animales hasta en las ciudades refuerza la idea de que se encuentran fuera de control, y de hecho hace pocos días se lanzó un plan para erraicarlos.

“En 1946, trajeron 20 castores de Canadá con la idea de fomentar la industria de las pieles. Pero acá, los castores no se encontraron ni con osos ni con lobos, los depredadores que tenían allá, y empezaron a multiplicarse y a expandirse”, contó el biólogo Adrián Schiavini, investigador del Conicet y a cargo de la Estrategia Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras.

El descontrol fue tal que aquellos 20 castores hoy son, por lo menos, 100.000 y ya afectaron una superficie de bosque equivalente a dos veces la Ciudad de Buenos Aires.

Por eso, fueron catalogados como “especie exótica invasora”: algo raro de escuchar para el turista que llega a una provincia en la que el “Cerro Castor” es uno de sus grandes atractivos turísticos.

Lo que ahora empieza, entonces, es un programa piloto –coordinado por el ministerio de Ambiente de la Nación y la provincia de Tierra del Fuego– en ocho áreas específicas. ¿Qué buscan? Por primera vez, intentarán erradicarlos y restaurar después los ambientes afectados.