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Critica Sur » Sociedad » 27 oct 2016

Piden que la escuela enseñe “habilidades emocionales”

Para expertos en educación debe ser un contenido obligatorio. Son la perseverancia, la sociabilidad y la autoestima. Esta semana docentes y padres fueguinos asisten a charlas sobre este enfoque, que sostiene que el colegio debe formar a los alumnos para que aprendan a regular sus emociones.


En la escuela es probable que a uno le exijan memorizar los pasos fronterizos de la Argentina, estudiar la conjugación del vosotros o las funciones trigonométricas. Es menos probable, en cambio, que le enseñen a ser un líder positivo, a fortalecer su autoestima o a cultivar la perseverancia. Los primeros son contenidos obligatorios de los diseños curriculares; los segundos, no. Al menos hasta ahora.

La educación emocional es un nuevo enfoque pedagógico que pone la lente en la subjetividad de los estudiantes y se propone enseñarles a manejar sus sentimientos. Los expertos aseguran que, de esa forma, los alumnos ganan más confianza en sí mismos y aprenden mejor. La propuesta gana cada vez más adeptos entre los educadores de nuestro país y en algunas provincias, como Corrientes, están próximos a contar con una Ley para su incorporación a la currícula oficial.

Invitado por el Programa de Igualdad Educativa (PIIE) de la dirección Provincial de Educación Inicial y Primaria de la provincia, llegó a Tierra del Fuego el titular de la Asociación de Educación Emocional Argentina, Lucas Maliasi.

A lo largo de la semana brindó charlas para docentes y padres en Ushuaia y Tolhuin, mientras que hoy y mañana de 18 a 21 horas lo hará en Río Grande, en las instalaciones del IPRA (Perito Moreno 168).

¿Qué es la educación emocional? “Es una estrategia educativa que busca mejorar la calidad de vida de las personas a partir del desarrollo de habilidades emocionales”, definió el psicólogo, entrevistado por Fm Aire Libre.

El objetivo final: combatir situaciones negativas en el aula, que luego se reproducirán por fuera de ella, como la discriminación, la deserción, la violencia, entre otras tantas.

La idea es que así como tienen matemática, geografía o historia, los chicos también tengan un espacio para tender a reconocer sus emociones y poder expresarlas adecuadamente”, explicó.

El enfoque surgió a partir del concepto de inteligencia emocional popularizado en los 90 por el psicólogo estadounidense Daniel Goleman. Haciendo uso del concepto acuñado por Peter Salovey, de la Universidad de Harvard, y John Mayer, de la Universidad de New Hampshire, y sustentándose en el carácter multifactorial de las inteligencias de Howard Gardner, Goleman desarrolló el concepto de educación o alfabetización emocional, en el que determina que el éxito de una persona depende no sólo de sus condiciones intelectuales sino, más aún, de sus condiciones emocionales.

La inteligencia emocional es responsable del 80% del éxito que tenemos en la vida, entonces personas que tienen un coeficiente emocional elevado son más exitosas y lo bueno es que la inteligencia emocional es aprendida, y se desarrolla a través de la educación emocional”, dijo Maliasi.

En muchos aspectos la escuela se ha quedado atrás. Y en este caso, se trata de “un proceso en el cual las personas van desarrollando habilidades emocionales que luego de un tiempo son las que le van a permitir tener menos conductas sintomáticas que son las que vemos hoy en adolescentes y también en adultos: el consumo de drogas, alcohol, suicidios, depresiones, bullyng y un montón de flagelos que vivimos como sociedad y que se podrían prevenir con un programa sistemático y sostenido en el tiempo de educación emocional”.

Sin embardo destaca que “esto implica una planificación en el aula para lo cual hay que capacitar a los docentes, que es el primer pilar”.

En sus charlas también se habla sobre la escuela para padres: “Es importantísimo incluir a los padres en este proceso educativo y explicarles cómo poner límites sanamente y con amor, cómo desactivar berrinches, nutrición emocional que son los nutrientes que necesitan los chicos para desactivar la autoestima.

El tercer pilar es la educación emocional del docente, donde se brindan herramientas sobre como motivarse y gestionar las herramientas para tolerar las dificultades y frustraciones que tienen que vivir muchas veces en su trabajo cotidiano.

En sus viajes por el país Maliasi promueve en Argentina una Ley de Educación Emocional. “Nuestro sueño sería que se contemplen estos contenidos en todas las escuelas para poder invertir y equipar a los niños en esta serie de habilidades que son tan importantes para la vida, tanto para el vínculo de pareja, el trabajo, deporte, donde sea que nos desempeñemos están presentes las emociones y una gestión adecuada de ellas va a marcar una gran diferencia”, sumó.

Además aseguró que “hay buen pronóstico en Tierra del Fuego y una alta probabilidad de volver el año que viene, sobre todo si hay Legisladores interesados en las propuestas que puedan comenzar a conversar sobre un proyecto de Ley de Educación Emocional que está pronto a salir en la provincia de Corrientes, quizás este año tengamos la primera Ley en este sentido del país”.

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